San Lorenzo De Almagro
  1960-1970
 
Se puede quedar en la historia sin salir campeón: Los Carasucias

El año 1964 sería el año en el que se formaria un equipo que demostró que se puede quedar en la historia sin haber salido campeón. Habían pasado treinta y tres años desde aquel día en que se dejo atrás el amateurismo e inició la era del profesionalismo. Eran épocas en donde los billetes ganándole terreno al amor por la camiseta. En medio de ese ámbito se formó un grupo de jóvenes que tenían como ideal que el fútbol es deporte y no negocio.

El desastre de la Selección Argentina en el mundial de Chile 1962 desencantó a los hinchas argentinos. Las pobres recaudaciones en los partidos generaron escasez de ingresos en todos lo clubes nacionales y se desató una crisis entre los clubes y las pretensiones de jugadores estrella. San Lorenzo no fue la excepción pero pudo encontrar dinero fresco con la venta del Nene
Sanfilippo a Boca por 25.000.000 de pesos (un récord para la época). Para los hinchas no fue una buena decisión pero le dio un poco de aire al club.

Ante esto las inferiores fueron la salvación de muchos de los equipos. Fue entonces que en 1964 se asomaron unos pibes que se habían consagrado campeón con la tercera: Narciso Horacio Doval, Roberto Telch, Victorio Casa, Fernando Jose Areán y Hector Rodolfo Veira.

Era un quinteto con varios matices. Doval era el típico que se burlaba del rival que no llegaba a la pelota o le pifiaba. era un joven de 20 años habilidoso pero individualista al extremo. Veira tenia 18 años y era el más joven del grupo. Era atrevido y audaz, y con una increible frialdad enfrente del arco y contundencia. Casa era habilidoso, despreocupado, instintivo, desconcertante y burlón. Areán el más grande con 22 años sabía ver el hueco. Era el que venía desde atras y metía la pelota precisa, justa y medida. Rodolfo Telch de 20 años fue el primero que salto a la fama grande y a la selección. Era un buen volante, con vocación defensiva pero le costava ver la defensa tambien como una obligación.

Ellos formaron el embrión del equipo de los lujos, habilidad y desparpajo que quedo inmortalizado en el fútbol como Los Carasucias. Con ellos la picardía, el atrevimiento y espectáculo estaba asegurado.

Una vez Victorio Casa dijo: "Hay que traer el potrero a las canchas de los que juegan por plata". Esto puede afirmar el dicho que afirma que se juega como se vive. Algunos pueden decir que no fueron campeones, es cierto, pero este equipo quedo en las páginas de la historia azulgrana y argentina por su desfachatez, alegría y habilidad dentro y fuera de la cancha.
 



El equipo Récord de los Matadores: El primer campeón invicto del fútbol argentino


Los argumentos parecen sobrar a la hora de justificar el apodo de Matadores a este equipo que gano el metropolitano de 1968. Tuvo el ataque más goleador y la valla menos vencida, mayormente responsables de esto fueron Carlos Buticce y Rodolfo Fischer, y logró sacarle al campeón del mundo Estudiantes de la Plata 12 puntos. En la segunda rueda además logró ocho victorias consecutivas.

Más alla de lo que las estadísticas puedan decir, el equipo del brasileño Elba de Paula Lima, "Tim", fue una mezcla de elegancia y eficacia, rozando la perfección futbolística y pasó a la historia como uno de los mejores equipos del fútbol argentino.


Para el campeonato de 1968 San Lorenzo sumó a las promesas de las inferiores varios refuerzos que fueron determinantes: Antonio Rosl de Gimnasia, Carlos Veglio de Español, Víctor Nicolás Cocco de Unión de Santa Fé y en silencio llegó también un tal Sergio Bismark Villar. Poco después de su llegada el Sapo se convirtió en titular indiscutido e ícono del club por varios años.

Tim ordenó el equipo de la siguiente forma: Carlos Buticce en el arco; linea de cuatro en la defensa con Sergio el Sapo Villar, Oscar Calics, Rafael Albretch y el Gallego Rosl; en el medio más retrasado Rodlfo la Oveja Telch, por la derecha Alberto el Toscano
Rendo, por la izquierda Victorio Nicolás Cocco, Pedro Gonzalez; En la delantera la potencia de Rodolfo el Lobo Fischer y la exquisitez de Carlos el Toti Veglio.

Gracias a la hilera de ocho victorias seguidas (Atlanta, Platense, Boca, Estudiantes, Racing, Ferro, Lanús y Banfield) San Lorenzo ganó su grupo aventajando a Estudiantes por 12 puntos. En la otra zona Vélez salió primero y River segundo. Las semifinales se jugaron en la cancha de Racing y San Lorenzo le ganó 3-1 a River (González, Cocco y Veglio) y al otro día Estudiantes superó a Vélez 1-0. La final se jugo en el Monumental con la particularidad de que iba a medirse  un equipo, San Lorenzo, que aventajava al otro por doce puntos. Se habló de injusticia en el sistema de definición.

Esa tarde se vendieron 47.347 entradas. Los 90 minutos terminaron 1-1. Habí abierto el marcador La Bruja Verón a los 2 minutos del segundo tiempo y empató el Toti Veglio a los 23. En el suplementario el Lobo Fischer les dió la victoria y el título a los matadores.


 
   
 
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